Antonio Machado Álvarez, más conocido
por su seudónimo Demófilo (Santiago
de Compostela, 1848 – Sevilla, 3 de febrero de 1893), fue un escritor,
antropólogo y folclorista español de la Generación de 1868, o del 68.
Su madre,
Cipriana Álvarez Durán, era sobrina del famoso polígrafo Agustín Durán, autor
de la más famosa colección de romances del siglo XIX. Su padre, Antonio Machado
Núñez, fue catedrático de Ciencias Naturales en la Universidad de
Sevilla; en esta ciudad transcurrió gran parte de su vida y en ella estudió
Filosofía y Derecho. Su maestro Federico de Castro le inculcó las ideas del
evolucionismo y del krausismo, con lo que posteriormente se inclinará a la
filosofía social utilitarista de Herbert Spencer. Ocupó interinamente la
cátedra de Metafísica en la
Universidad de Sevilla y ejerció también como juez municipal.
Hombre muy inquieto, abrió bufete de abogado. Fue nombrado catedrático de
Folclore en la
Institución Libre de Enseñanza (Madrid) y participó
activamente en la
Revista Mensual de Filosofía, Literatura y Ciencias (1869–1874),
con sus primeros trabajos sobre literatura popular. Pero comido por las acucias
económicas, decidió marchar a Ponce (Puerto Rico) en 1892 para ejercer como
Registrador de la Propiedad,
pese a que su salud ya se hallaba muy quebrantada, y murió a su vuelta, un año
después, el 3 de febrero de 1893, cuando contaba apenas cuarenta y siete años.
Librepensador
y de ideología liberal progresista muy próxima al krausismo, fue padre, junto
con Ana Ruiz Hernández, de cinco hijos entre los que se encuentran los poetas
Manuel y Antonio Machado. A causa de la tradición familiar materna, sintió
siempre un gran interés por la literatura popular y de hecho sus hijos aprendieron
casi a leer en el Romancero de su pariente Agustín Durán. Desde su creación en
1871, formó parte de la Sociedad Antropológica Sevillana junto con su
padre e impulsor de dicha institución, Antonio Machado y Núñez. Publicó junto
al krausista Federico de Castro Cuentos, leyendas y costumbres populares
(1872). El interés por los estudios folclóricos se plasmará de nuevo en la
revista La Enciclopedia,
(1877), de periodicidad decenal; y en cuyas páginas creó una sección permanente
sobre literatura popular.
A raíz de la
creación de la primera sociedad de folclore en Londres en 1878, madura la idea
de crear algo semejante en España; Cuando el romanista e hispanista Hugo
Schuchardt viajó a España en 1879, entabló amistad con él y mantuvo una crecida
correspondencia sobre el folclore español. Por fin el 3 de noviembre de 1881
hace públicas las Bases de la organización de El Folclore Español, «sociedad
para la recopilación y estudio del saber y las tradiciones populares». De este
modo se constituye la sociedad El Folclore Andaluz y se inicia la creación de
sociedades regionales y locales en función de sus peculiaridades lingüísticas,
geográficas y culturales de las distintas comarcas de España entera. Creó
además una revista homónima mensual entre marzo de 1882 y febrero de 1883 que,
al año siguiente, pasó a llamarse El Folclore Bético-extremeño y que ha sido
reimpresa varias veces modernamente en edición facsímil.
En Madrid
dirigió una colección de libros de y sobre folclore, la Biblioteca de
Tradiciones Populares (1883–1888), que alcanzó once volúmenes. A la sociedad
andaluza siguieron luego la extremeña, castellana, gallega, asturiana y
catalana. Los amigos de Antonio Machado y Álvarez se contagian de su afición al
folclore y se convierten en folkloristas ellos mismos, como Luis Romero y Espinosa.
En ambas
publicaciones contó con la ayuda intelectual, editorial y económica de
Alejandro Guichot y la colaboración, entre otros, de Luis Montoto, Francisco
Rodríguez Marín y otros. También publica una Colección de enigmas y adivinanzas
y se adentra en el estudio del flamenco y la flamencología con la Colección de cantes
flamencos, primera antología de esta expresión poética.
No hay comentarios:
Publicar un comentario